domingo, 12 de diciembre de 2010

Efímero poema.

Espero fumando en tu portal,
con la impaciencia del niño que espera
a que su madre vuelva de la compra
con sus galletas preferidas.
El primer abrazo,
que tras su obligatoriedad esconde
la inocencia y la puerilidad
de unas manos que no saben el cómo
pero sí el por qué.
Hablamos,
quizá no con nuestras bocas
pero hablamos,
durante horas nos contamos
qué tal el trabajo y la familia
y sonreímos
y unos dedos juguetones
se entremezclan con el tejido
de tus pantalones vaqueros.
Durante la vuelta
me asombra
lo elegante de la manera
en que me dices que no.
Efímeras sonrisas,
efímera la tarde,
efímero el poema,
efímera la vida.

Al fin y al cabo, ambos sabemos
que acabaremos suicidándonos.

sábado, 16 de octubre de 2010

Verás.

Te miro furtivo,
tratando de buscar a tientas
entre las rendijas de tu pupila
tu alma,
las múltiples corazas que te dejó el desamor,
el desánimo y, quizá
una pizca de ilusión.
Te miro y, en fin,
me miras y me sonríes,
y mi mente reincorpora recuerdos y nostalgias,
los primeros besos
tras el gimnasio del colegio,
la etapa pura y secreta
de la adolescencia.
Te acercas sin prisa,
centímetro a centímetro,
livianamente atravesando las células del tiempo,
y es entonces cuando me invades,
cuando comprendo que es inútil mirarte,
y me muestras desnuda
tu alma y sus misterios
a través de tus manos
cada vez que me abrazas.
Y cuando deshaces la unión
te miro y, en fin,
me miras y me sonríes,
y pido a todas las estrellas fugaces
que de aquí en adelante
el roce de tu piel sea
cada mañana
mi única alarma.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Disociación.

El reloj suele marcar las siete y media
cuando abro las puertas de la unidad.
Recibo la información
y (me) coordino,
(me) preparo,
(me) vigilo con mimo
que cada cual reciba su dosis,
(me) entrevisto,
(me) evalúo, (me) planifico,
(me) diagnostico,
actúo.
(Me) seco lágrimas y fobias,
(me) refuerzo conductas y filias.
(Me) investigo en cada libro
y en cada cara,
(me) analizo gestos, movimientos y ademanes,
(me) escucho asertivamente,
me alío.
Quizá (me) evite algún suicidio,
quizá (me) reconcilie
o (me) confronte delirios.
(Me) aprendo,
(me) reestructuro,
(me) cuido.
Son las tres, finaliza mi jornada.

En mi vida personal ya estoy muerto.

Bienvenido a mi disociación.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

En mi Habitación.

En mi habitación de hotel no existe el tiempo.

Cojo el móvil y te llamo
y al otro lado no está tu voz
sino mi memoria
y mi psique
rota por tu tacón de aguja,
ecolálicamente te digo "te quiero"
y desde ese otro lado
a mil años de distancia
tu voz (mi memoria y mi psique)
me muerde (n),
y mi mejor defensa se convierte
en mi peor ataque,
y ataco las defensas (las propias),
y con las pestañas remando en góndola
cuelgo el móvil (y a tu voz
y a mi memoria y a mi psique)
y ahora
boli en mano
escribo
desde el último rincón de mi arrogancia
para gritar,
en silencio gritar "estoy vivo",
aunque a mi alrededor
todo
se disfrace de muerte.

sábado, 4 de septiembre de 2010

El Azul de tus Pupilas.

Nadie me prometió
uno solo de tus besos
y sin embargo
aquí me ves,
puerilmente susurrándote al oído
uno más,
sólo uno más,
sálvame
del águila con garras de carbón,
permíteme seguir buscando
entre tu pelo
mi superyó.
Quizá las mariposas no tarden en morir,
me dices,
mientras me derrites azul con tus pupilas.
Quizá, princesa.
Escucho entrecortada tu respiración
que me impera a desdibujarte,
a aprender a desconocerte,
y ahí están,
las mariposas
más vivas que nunca o agonizantes
pero ahí están,
y mientras aumenta mi taquicardia
me comentas que no existen
te quieros ciertos
para aquel que sabe bien
que nada es eterno.
Está bien,
por ésta vez tu ganas,
pero, por favor,
sólo uno más.

viernes, 30 de julio de 2010

A mi Abuelo

Mi abuelo me dejó
un aroma de castañas asadas,
la imprenta de su mano
sobre la mía
y un defecto genético
en los meñiques.
Me dejó también
un recuerdo,
difuminado apenas
por el paso de los años,
un paseo por la calle Madrid,
partidos de fútbol
en el pasillo de una casa
y su amor por las palabras.
Mi abuelo me dejó,
como quien deja un barco
a punto de naufragar,
como el luchador innato
que deja el pueblo
con ansias de nuevas aventuras.
Y estornudaba cuando le daba el sol,
y doble ración de patatas fritas
en el Plaza.
Se apodaba Francisco,
se llamaba
Libertad.

miércoles, 7 de julio de 2010

Cuando me Besas

Es otra la hora,
distinta de la que dicta tu reloj,
hora de fiebres y excesos
y amor por el último whisky.
Otras son las sombras que me habitan,
otra la nostalgia
que me empuja a recordarte
más viva que nunca,
golpeando el muro de la memoria,
Berlín,
mil novecientos ochenta y nueve.
Otros son los bares
que me escuchan cuando ya nadie lo hace,
es otro el tiempo
y mi melancolía.
Es otra la vida, y sin embargo
iguales son las calles,
la gente y sus conversaciones,
el puesto de fruta en el mercado
y la soledad.

¿Cómo explicarle
a los científicos de Greenwich
que es otra la hora
cuando me besas?

jueves, 24 de junio de 2010

V.I.D.A.

Ella mira su reflejo
en el escaparate
y se siente guapa.

Camina con la lentitud
de quien se sabe libre en las calles,
camina con la gravitud
de quien se sabe preso en el alma.
Deja colgar las piernas
al llegar al mismo puente de siempre,
y pasea la mirada
por el horizonte:
raíles, aceras,
la vida.
Abre el bolso
casi con desgana,
saca su cuchilla,
el primer corte,
siempre el más profundo,
la primera lágrima,
siempre la más amarga.
Camina con la lucidez
de quien se sabe a salvo,
camina con la placidez
de quien se sabe vivo.

Ella mira su reflejo
en el espejo del ascensor
y se siente guapa.

miércoles, 16 de junio de 2010

Sábado Noche.

Llegar diez minutos tarde,
la primera copa, nunca
demasiado cargada y siempre
con Red Bull.
Risas,
música,
des-
ilusión,
des-
esperanza.
La primera gota de lluvia
contra mi abrigo,
el viento en mi cara,
el viaje
en el primer metro,
el último cigarro
antes de entrar en casa,
las primeras líneas
de este poema,
el calendario dicta
que ya es domingo.

viernes, 4 de junio de 2010

Una Tarde Cualquiera.

Qué bueno haber coincidido.
Qué tremendamente bueno
que los astros
y Jesús
y Yahvé
y Alá
y todos los ángeles
y demonios del universo
se hayan puesto de acuerdo
y hayan detenido la aleatoriedad del tiempo,
juntándonos como sin querer
en ésta habitación,
ora tan de nadie,
ora tan nuestra.

Porque hoy viniste a visitarme,
me disfracé de ti,
te disfrazaste de mi,
y jugamos sin censura a sabernos vivos,
regalándonos los ojos,
las nostalgias y todas las sonrisas del mundo,
ora tan nuestras,
ora del tiempo.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Tánatos.

Suicidarse
puede llegar a resultar
embriagador,
contradictoriamente
erotizando a Tánatos,
en ocasiones
un trabajo grupal
y hasta divertido.
Al fin y al cabo,
nada otorga
mayor libertad a la vida de un hombre
que el poder elegir libremente
cuándo acabar con ella.
Lo peor
es que un segundo antes
de que la guadaña me alcance
me llenaré de ganas
de salir huyendo.

miércoles, 19 de mayo de 2010

A los que Dañé.

Quizá ya sea tarde para llamarte,
para hablar con la voz de la nostalgia,
para hablar y retroceder los daños,
para encontrarnos con la vida.

Quizá no fuera más
que mi afán de autodestrucción,
mi poco apego
por los calendarios y los espejos
lo que derrumbó los rascacielos
y equivocó los raíles del tren,
aún cuando yo te esperaba
(con los ojos secos, lo sé)
en el mismo andén de siempre,
junto a la tienda de gominolas,
sentado en el banco
de los abrazos infinitos.

No pido mucho, ya ves,
solo que vuelvas,
que inundes de sonrisas y nicotina
las playas de mis párpados,
que compartas a mi lado
lo que me resta de agonía,
que aparezcas de nuevo en el andén
al fin y al cabo
para ver pasar los trenes y los días
como quien mira un avión
que nunca acaba de despegar.
Ayúdame,
por duro y amargo
y egoístay despiadado que parezca ayúdame
a convencer al tiempo
de que antes de matarme él
ya me habré matado yo.

miércoles, 7 de abril de 2010

Volar Contigo

Espera,
no te vayas todavía,
aguanta un poquito más,
sécate ésas lágrimas.
Vine para eximirte
sin permiso ni prisa
de toda responsabilidad.
Siéntate, mi niña,
se está tan bien en éste parque...
Escúchame bien,
estabas tan enferma,
me lo susurrabas a voces
con cada abrazo,
y yo siempre muy callado
o muy distante
o muy...
Cuidado,
vas a quemarte los dedos,
ahí ya no queda nicotina.
Espera, aún no,
déjame acompañarte,
déjame
volar contigo sin frenos,
atravesar el universo negro
y disfrutar de la eternidad
junto a tus ojos grandes y tristes,
la octava maravilla,
el abrazo del funeral,
la sonrisa del depresivo.

martes, 6 de abril de 2010

Me Presento

Inédito
como un extranjero
por éstas calles,
acallando
la voz de mi angustia
con píldoras de esperanza,
eterno mártir.

Me presento,
soy aquel que nunca fui,
soñando
con mazmorras y dragones
a dieta de Prozac
con ansiolíticos.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Salvaje.

La piel fría
y mezquinamente agazapada,
guardando las uñas,
lamiendo las heridas.

Poco a poco
va muriendo nuestro invierno.
Tomar café, leer las noticias,
ver cómo el vecino de enfrente
limpia su terraza de nieve.
En fin,
no hay mucho más que hacer
por aquí, vivir lento
y esperar que la muerte venga rápido,
y ver cómo el circo continúa abierto,
oh claro que el espectáculo
debe continuar,
que gire y gire la noria
mientras yo te espero frío y
mezquino y
agazapado en la base,
guardando las uñas,
lamiendo las heridas.

Llévate todo de mi,
vacíame el alma,
rompe y quema
mis fotos y mis recuerdos,
arráncame salvajemente
de todo lo que fui,
pero, si decides matarme,
devuélveme mi instinto de supervivencia.
Si quieres jugar,
al menos que la partida
esté igualada.